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Perro policía se encontró con un puercoespín en plena persecución de un sospechoso: mira cómo quedó

Odin tuvo que ser trasladado a un hospital veterinario, donde fue sedado y tratado por más de dos horas.

24 de Abril de 2019 | 12:25 | Redactado por M. Francisca Prieto, Emol
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El Mercurio (archivo)
Odin estaba de servicio el sábado pasado, cuando fue llamado para participar en la detención de un sospechoso. Al perro policía de la oficina del sheriff del condado de Coos, en Oregon, Estados Unidos, se le encomendó seguir el rastro de Devin J. Wilson, un hombre de 29 años que era requerido como autor de varios delitos.

El entrenado pastor alemán, guió a los policías en la dirección por donde había escapado Wilson, pero en el camino se encontró con un pequeño inconveniente: un puercoespín. Al verse amenazado por Odin, el animal hizo uso de sus púas, su mejor arma de batalla. Y el que sacó la peor parte fue el perro policía, ya que más de 200 de ellas se le clavaron en la zona de su rostro y tren delantero.

"Varias de las púas fueron a dar dentro del hocico de Odin y dos cerca de su ojo izquierdo", explicó la oficina del sheriff del condado de Coos, en un comunicado publicado en su página de Facebook.

La operación fue inmediatamente suspendida y el perro fue trasladado hasta un hospital veterinario, donde fue sedado y tratado por más de dos horas.


Odin quedó repleto de púas. Crédito: AP

"Ese perro está súper motivado y tiene mucha energía", sostuvo el capitán Gabe Fabrizio en conversación con Boston.com, agregando que a pesar del inesperado ataque, Odin quería continuar con su trabajo.

Afortunadamente, los veterinarios pudieron retirar las púas del cuerpo del perro policía y ahora se está recuperando. Lo más importante: no perdió su ojo izquierdo.

Y, ¿qué ocurrió con el sospechoso? Devin J. Wilson logró escapar y la policía local pidió ayuda a la comunidad para dar con su paradero.

Según National Geographic, existen más de dos docenas de especies diferentes de puercoespines, pero lo que todas tienen en común son sus púas, que pueden llegar a medir hasta 30 centímetros.

Las púas de estos mamíferos se mantienen en posición horizontal mientras no perciben peligro, pero las erizarán si se sienten amenazados, clavándoselas a sus depredadores. Aunque no son venenosas, son muy difíciles de sacar y, además, las heridas que provocan pueden infectarse fácilmente.
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