Un ataque químico en el suburbio de Ghouta, al sur de Damasco, dejó más de 1.400 muertos y 3.000 heridos, por lo que es considerado el ataque más grave de este tipo en los últimos 25 años. Estados Unidos culpó al régimen de Bashar al-Assad por lo sucedido, lo que fue negado por el oficialismo.
Ese día, el Gobierno de Barack Obama anuncia que se opone a intervenir militarmente en Siria.
Barack Obama anuncia que su país está dispuesto a una acción militar en Siria, pero sujeta a la aprobación del Congreso.
Estados Unidos y Rusia cierran un acuerdo para aprobar una resolución en la ONU sobre el uso de armas químicas en Siria. Tras eso, EE.UU. echa pie atrás a su intervención en el país árabe.
Ante la irrupción del grupo Estado Islámico, el Presidente Barack Obama anunció la conformación de una coalición internacional para bombardear las posiciones yihadistas en Irak y Siria.
Rusia inicia bombardeos aéreos contra grupos "terroristas" en respaldo al régimen de Bashar al-Assad.
Se acuerda un alto al fuego entre los rebeldes y el régimen sirio con la venia de Rusia y Turquía, pero sin Estados Unidos. No obstante, ambos bandos se acusan de violar la tregua.
Al menos 86 civiles, entre ellos 30 niños, fallecieron en un presunto ataque químico ocurrido en la provincia de Idlib. Occidente culpa al oficialismo sirio.
La embajadora de EE.UU. en la ONU, Nikki Haley, aseguró que su país está dispuesto a iniciar una acción militar en Siria tras lo ocurrido el día anterior. Ese mismo día, el Presidente Donald Trump afirmó que Siria "ha cruzado varios límites".
El jefe del Pentágono, James Mattis, presenta a Trump las alternativas para iniciar una acción militar en Siria. Horas después, EE.UU. lanza 59 misiles contra una base aérea siria, dejando al menos nueve muertos.