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Descubre los secretos curativos de Macaya y Mamiña en la Región de Tarapacá

Pese a ser poblados que parecen estar perdidos en la inmensidad del norte chileno, su popularidad crece como destinos para el turismo de salud y bienestar gracias a sus aguas termales y baños de barro.

06 de Octubre de 2017 | 11:05 | Emol
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Shutterstock
SANTIAGO.- Macaya y Mamiña son dos pequeños pueblos ubicados en la comuna de Pozo Almonte, Región de Tarapacá, con más de 400 años de historia y no más de 70 habitantes cada uno. Pese a su tranquila vida, estos pequeños asentamientos reciben cada vez más turistas que llegan en busca de salud y confort corporal gracias a “milagrosos” baños de barro y terapias de sanción ancestral.

Por esa razón, ambos poblados, emplazados a unos 120 kilómetros de Iquique, se integraron hace ya un tiempo a un proyecto de Capacitación, Fortalecimiento y Promoción de la región de Tarapacá para aprovechar sus bondades, atractivos turísticos y ofrecer así una mejor experiencia a los visitantes que llegan a la zona.

Mamiña era hasta hace no mucho un pueblo que vivía básicamente como lugar de descanso de los trabajadores de la gran minería del cobre, por lo que cuenta con una aceptable cantidad de hoteles y residenciales que permiten satisfacer las necesidades de quienes se aventuren en esas tierras.

Destaca, por ejemplo, el hotel de Antonio Bielancic -Hotel Bielancic- que cuenta con cómodas habitaciones con baño privado y una ducha muy especial ya que se nutre precisamente de aguas termales.

La directora de Sernatur Tarapacá, Carolina Quinteros Muñoz, explicó tiempo atrás que las cualidades curativas de estas aguas, que se destacan por su mineralidad, así como también de los llamados “barros chinos”, permiten avanzar en la búsqueda de buenas ofertas para quienes desean hacer turismo de salud y bienestar, tendencia que cada vez toma más fuerza en Chile y el mundo en general.

“Estamos barajando alternativas que nos permitan abordar de la mejor manera las prescripciones médicas con la inclusión de tratamientos más específicos no sólo de medicina alternativa, sino que, además, de masoterapia y otras acciones tendientes a potenciar el turismo de Salud y Bienestar a nivel regional”, explicó la funcionaria.

Resaltó además los beneficios para la salud que tiene la mineralidad del agua de la zona que nace de vertientes naturales. Este factor, sumado a otras terapias alternativas que se pueden vincular como la utilización de las sales marinas y distintos elementos de los tres pisos ecológicos de la región, “va a llevarnos a cristalizar el posicionamiento de Mamiña como el eje y punto de partida para realizar tratamientos más prolongados, reconfortarse, recuperarse y visibilizar aún más las restantes termas que tenemos en la región”, sentenció Quinteros.

La oferta hotelera


Hotel Termas de Mamiña, Residencial Bacian, Termas La Coruña, Hotel Cholele, Hotel Los Cardenales, Hotel Niña de Mis Ojos, Hotel Kusitambu, Hotel Inti Wasi, Hotel Dupliza, Hostería Helvética, Hotel Heimbel, El Mirador, Hostal San Antonio, Residencial La Amenita, Desierto Hoteles, Hotel Tamarugal y Hostel El Refugio son una muestra de la amplia oferta de alojamiento que tiene la zona.

Digno de destacar es que todos estos servicios de hospedaje cuentan con suministro de aguas termales en sus tinas y duchas, lo que augura una experiencia inolvidable para quienes gustan de baños curativos y relajantes.

Baños romanos y botica quechua en Macaya


Por su parte, Macaya es un pequeño caserío que cuelga de los cerros del sector. Entre subidas y bajadas el turista puede encontrar una botica quechua o hierbería. Ahí una mujer comparte la medicina ancestral de los pueblos originarios para curar distintas afecciones y malestares.

María Trujillo, la boticaria, tiene un pequeño huerto con plantas medicinales, algunas de las cuales se deben recolectar en la zona de las quebradas. Un trabajo sacrificado y arriesgado, donde el conocimiento es clave.

Famosos en la zona son los sanadores barros y aguas llenas de minerales que acogen sus piscinas, verdaderos baños romanos de la época del antiguo imperio. Cabello suave y dócil, como si tuviese keratina recién aplicada, es parte del resultado de sumergirse en las aguas termales de Macaya.
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