Las temidas "olas gigantes" que llegan hasta la costa oeste de Estados Unidos podrían transformarse en un fenómeno más alejado, pero más intenso con el paso de los años. Al menos así lo propone un estudio publicado esta semana en la revista Scientific Reports que tomó la referencia de boyas instaladas a lo largo del país.
Los investigadores de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, analizaron el comportamiento de estos fenómenos oceánicos que han registrado olas de hasta 30 metros de altura. De acuerdo a su descripción, las olas se clasifican de gigantes cuando superan el doble de la altura que registra el mar promedio que las rodea. En algunos casos, estas olas han llegado a dañar o hundir barcos o incluso herir a miembros de tripulaciones.
El trabajo, que se realizó con apoyo de científicos del Centro Nacional de Oceanografía de Southampton (NOCS), analizó datos obtenidos por 15 boyas instaladas a lo largo de toda la costa oeste de Estados Unidos, desde Seattle a San Diego, lo que les permitió revisar información de más de 20 años, recolectada entre 1994-2016.
Los datos mostraron que los casos de olas gigantes varían mucho, según el área del mar y el período de tiempo en que se centró. Sin embargo, en promedio, el equipo encontró que los casos de olas gigantes (a lo largo de la ventana de dos décadas) cayeron ligeramente, pero el tamaño, en relación con el fondo marino, aumentó.
El investigador principal, Alex Cattrell, explicó que "la aparición de olas gigantes es difícil de predecir, pero simplemente entender cuándo y cómo ocurren estos eventos raros es extremadamente importante para los navegantes, tanto en términos de seguridad como de economía".