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¿Cómo preparar a Santiago para el calor extremo?: Las alternativas que se barajan a corto y mediano plazo en un territorio desigual

En lo próximos años se pronostican eventos de altas temperaturas, lo que obliga a acciones rápidas que protejan la vida de las personas, principalmente a los grupos más vulnerables.

20 de Diciembre de 2022 | 08:00 | Por Daniela Toro, Emol.
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Imagen referencial.

Aton / Archivo.
Un verano con más eventos de altas temperaturas, especialmente en las zonas entre Coquimbo al Ñuble. Esa es parte de la proyección de Meteorología respecto a cómo se vivirá el calor este verano 2022-2023; que incluso antes de que comience oficialmente la temporada, ya ha dejado máximas de hasta 40°.

"El verano va a ser bastante extremo", dijo a Emol la meteoróloga de la Dirección Meteorológica de Chile, Edita Amador, el pasado 11 de diciembre, en una jornada en que el pronóstico apuntaba a temperaturas de hasta 37°. El calentamiento global, en gran medida, se comporta como un detonante para una realidad a la que, advierten los conocedores, habrá que acostumbrase.

En ese contexto es que las autoridades ya han iniciado algunas campañas para proteger a la población. El pasado miércoles, el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, junto a la delegada presidencial, Constanza Martínez, y el director regional de la Onemi, Miguel Muñoz, presentaron el primer Protocolo Regional de Calor Extremo y Altas Temperaturas, denominado "Código Rojo".

Cada etapa del protocolo (alerta verde, amarilla o roja) se activará de acuerdo a la temperatura que se pronostique, y se aplicarán medidas como fiscalización e incluso suspensión de eventos públicos, suspender faenas de trabajo si es que hay peligro para la salud, o la recomendación de suspender actividades deportivas en establecimientos educacionales; en definitiva, recomendaciones y obligaciones.

Pero hay otros desafíos imperativos que van más allá del autocuidado. Así como un país que envejece comienza a abrir la necesidad de adaptar las ciudades a los adultos mayores, el cambio climático también obliga a repensar las ciudades para hacerlas más "habitables" en un escenario de veranos hostiles y sofocantes.

Así, la mirada se debe centrar, a juicio de los expertos, en las poblaciones de riesgo -adultos mayores, enfermos crónicos, niños y embarazadas- y grupos más vulnerables; porque el calor también deja al descubierto la desigualdad social e impide que todas las personas puedan protegerse de la misma forma.

Las acciones del gobierno regional


Son tres las grandes dimensiones sobre las que el gobernador Claudio Orrego afirma es importante trabajar con miras al aumento de temperaturas: crear cultura, aumentar el arbolado urbano y trabajar en una mejor infraestructura.

De hecho, esas fueron parte de los temas que se abordaron en marzo, cuando Santiago se convirtió en la primera ciudad de Latinoamérica en participar de las Ciudades Líderes por el Calor Extremo, que se realizó el pasado 3 de marzo.

"Tenemos que trabajar con el Ministerio de Vivienda para generar nuevos estándares de aislación en el caso de la vivienda social; o pensar en techos verde para edificios públicos y privados. Todo, bajo la idea de que el calor extremo llegó para quedarse".

Claudio Orrego, gobernador regional RM
En conversación con Emol, Orrego recalca que, junto con el protocolo recién presentado, se debe trabajar en crear una "cultura de protección a los grupos vulnerables", lo que incluso implica educar al personal del sistema de salud en esta materia. Un paso para ello es la recepción del gobierno regional de 25 ambulancias con aire acondicionado, precisamente pensadas para enfrentar este tipo de temperaturas.

La segunda medida apunta a la plantación de árboles de bajo consumo hídrico en la ciudad. "Lamentablemente, una de las múltiples desigualdades de Santiago es el calor", comenta Orrego; diferencias que se hacen evidentes con el oriente en los sectores poniente y norte.

Por lo anterior, el 2023 comenzará a implementarse un plan que contempla la plantación de 30 mil árboles en distintas islas de calor (lugares urbanos que concentran altas temperaturas debido a presencia excesiva de concreto y falta de vegetación); lo que se expandirá a otros 100 mil hacia 2024.

En tercer lugar, Orrego plantea que es importante trabajar en materia de infraestructura. "Tenemos que trabajar con el Ministerio de Vivienda para generar nuevos estándares de aislación en el caso de la vivienda social, por ejemplo; o pensar en techos verde para edificios públicos y privados. Todo, bajo la idea de que el calor extremo llegó para quedarse", remarcó.

Por ahora, la alternativa de techos verde (edificio parcial o completamente cubierto con vegetación) ya tiene un piloto en el Hospital Dr. Exequiel González Cortés, recinto que se adjudicó el proyecto el pasado junio.

Aquello supone 1.000 metros cuadrados de techos verdes extensivos; la captación de tres toneladas al año de CO2; la neutralización de 300 autos en un año; y la mitigación del efecto de las isla de calor, lo que redunda en una baja del 22% de consumo de medicamentos y reducción del estrés, entre otros beneficios.

Infraestructura en techos y espacios de cuidado


"Es importante considerar el foco de la urgencia, es decir, adultos mayores, embarazadas y niños mucho más propensos a sufrir las consecuencias del calor intenso, además de las comunidades vulnerables que están en ciertos territorios afectadas por estas islas de calor", sostiene Beatriz Mella, directora del Centro Ciudad de la Universidad Andrés Bello y doctora en Planificación Urbana.

Por eso, como primer desafío, sostiene que es clave mirar los espacios públicos que operan como espacios de cuidado, como plazas y juegos infantiles, que están expuestos al calor. "Hay niños que no tienen la posibilidad de quedarse en casa, sobre todo en época de verano, con aire acondicionado. En la RM, ese porcentaje es muy bajo, por lo tanto, es urgente que estos espacios de cuidado, sea prioridad dar sombra, tanto por los niños como por sus cuidadores, que en general, son mujeres", sostiene la académica.

La experta apunta a que más allá de los techos verdes, también se puede apostar por "techos blancos". Esta estrategia consiste en pintar los techos de las viviendas y/o edificios con pintura blanca de cierta calidad, lo que permite "reflectar el calor y se ha comprobado una baja térmica de al menos 3°".

En la misma línea, Pablo Allard, arquitecto y decano de la facultad de Arquitectura de la Universidad del Desarrollo, también sostiene que esta práctica se puede extender a campamentos u otros emplazamientos que en general utilizan materiales oscuros o que atraen el calor. "Lo ideal que sean pinturas para exteriores que no obliguen a estar pintando a cada rato", comenta.

Arbolado urbano y medidas a corto plazo


Tal como lo planteó Orrego, los expertos afirman que el arbolado urbano de bajo consumo hídrico es fundamental para proteger a la población del calor. Se trata de medidas a mediano y largo plazo, con árboles que crecen relativamente rápido y con follaje considerable- que se instalan en una zona con el claro objetivo de reducir el calor y la temperatura ambiente de las calles.

Lo anterior, además, "permite que la gente que tienen que hacer actividades a pie, porque no todos tienen acceso a un auto con aire acondicionado, puedan también desarrollar sus actividades", sostiene Mella.

Por su parte, Catalina Acuña, directora regional metropolitana de Fundación Urbanismo Social, destaca que para este tipo de intervenciones es necesario trabajar en conjunto con la comunidad, con una mirada de integración. Esto, porque "ellos conocen sus barrios, con eso generas apropiación, y de paso, eso permite la mantención".

Allard recuerda que este tipo de soluciones puede significar varios grados de temperatura entre comunas, y si bien los árboles son clave, hay otras soluciones más inmediatas. Una de ellas son los "cooling center", lugares de enfriamiento en barrios o en distancias caminables.

"Y qué mejor edificios que las iglesias, que al tener muros gruesos y techos altos, tienden a ser bastante más templadas que otros edificios. Una alternativa podría ser generar un convenio con la Iglesia Católica para que adultos mayores y otras personas que tengan problemas en momentos de altas temperaturas, puedan pasar a refrescarse a estos lugares y luego seguir su camino", sostiene el arquitecto.

Asimismo, plantea que se puede pensar en otros convenios con empresas sanitarias, para que existan puntos de hidratación en esos lugares o incluso servicios móviles con este tipo de servicios. "Eso es parte de lo que está estudiando la oficina del calor extremo que opera en Santiago", comenta.
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