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Vías para salir de una democracia en crisis: Las ideas que se propusieron en el Congreso del Futuro

Agustin Squella y Pablo Razeto compartieron su análisis sobre la gobernanza en Chile en medio del estallido social.

14 de Enero de 2020 | 15:46 | Por Consuelo Ferrer, Emol
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El Mercurio
SANTIAGO.- "La democracia en el mundo pasa por horas, por días, por años difíciles", aseguró este martes el Premio Nacional de Humanidades, Agustín Squella, en el panel "Gobernar" del Congreso del Futuro.

De acuerdo a su visión, esta crisis que enfrenta se basa en que sus tres aspectos fundamentales -representatividad, participación y deliberación- están afectados, y explicó que, de no encontrar una manera de salir del momento crítico, podría significar su "colapso".

"Por cierto que un demócrata no puede estar de acuerdo con la desobediencia revolucionaria y menos con la anarquista sin dejar de ser demócrata, pero un demócrata siempre tendría que mirar con buenos ojos la protesta y desde luego la objeción de conciencia"

Agustín Squella
Squella habló acerca de la pregunta, "pertinente e inevitable", de "¿quién debe gobernar?". "Eso no me hace estar de acuerdo con quienes piensan que la función de mandar y obedecer es la función decisiva en toda sociedad y que la más ligera duda o vacilación en la respuesta acerca de quién manda es el comienzo de la debacle", aseguró.

"Cuidado con ponernos a glorificar el mando, promoviendo la obediencia incondicional como si todos tuviéramos que ir detrás de las banderas de los que mandan", añadió, explicando que "existen modalidades de desobediencia en el derecho por razones morales".

Entre ellas identificó la protesta, la objeción de conciencia y las desobediencias civil, revolucionaria y anarquista. "Por cierto que un demócrata no puede estar de acuerdo con la desobediencia revolucionaria y menos con la anarquista sin dejar de ser demócrata, pero un demócrata siempre tendría que mirar con buenos ojos la protesta y desde luego la objeción de conciencia, pidiendo que el derecho la autorice en más casos. El punto es qué hacemos con la desobediencia civil", planteó.

"Seamos realistas, no digo sensatos: el derecho no puede autorizar la desobediencia civil (...) sin contradecirse, pero eso no significa que de pronto la desobediencia civil en un país pueda ser una cosa beneficiosa para que ese derecho democrático que no lo autorice despierte de su letargo", finalizó.

La "política de la persuasión"


Por su parte, el director del Instituto de Filosofía y Ciencias de la Complejidad, Pablo Razeto, entregó una visión de cómo se han dado los "grandes cambios estructurales en las sociedad, particularmente cuando empezaron por un movimiento popular".

Así, identificó tres vías: la fuerza, que se puede dar a través de la milicia, la revolución o las guerras civiles; la votación, asociada a partidos políticos; y un tercer camino que Gandhi bautizó "política de la persuasión" y que está relacionada con la "resistencia civil ética".

"Quienes pretendan que se implemente la transformación no deben intentar tomarse el poder por la fuerza, porque eso cambia un sistema de dominación por otro, sino persuadir al poder, cambiarle la mente", dijo Razeto.

Las demás condiciones son "partir por sí mismo y sus cercanos" o "predicar con el ejemplo" y ocupar "técnicas de resistencia no violenta". Sobre lo último entregó como ejemplo la intervención feminista de LasTesis.

"¿Dice que es ingenuo? No", sostuvo el doctor en Ciencias, que acompañó su exposición con ejemplos exitosos en los que la "política de la persuasión" logró una transformación estructural: en India, que se pasó de una colonia a una república; en EE.UU. con el movimiento por los derechos civiles liderado por Martin Luther King; y las tres olas del feminismo. "Es una forma política viable", concluyó.

En tanto, la doctora en Ciencia Política argentina María Esperanza Casullo, quien se especializa en el estudio de los populismos, señaló que "gobernar también es contar historias". "La democracia supone que podamos participar en construir y debatir relatos sobre quién somos y adónde vamos. Gobernar es lograr que más gente pueda participar de eso. La crisis de relatos genera angustia, pero invita a pensar nuevos", afirmó.
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