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Reunión con Pinochet y encuentro en el Nacional: Así fue la visita de Juan Pablo II a Chile (Parte I)

Los primeros días del viaje de Karol Wojtyla en 1987, cuyas principales actividades se realizaron en Santiago, fueron las jornadas más tensas de la gira apostólica.

08 de Enero de 2018 | 14:31 | Por Francisca Domínguez, Emol
SANTIAGO.- "¡El amor es más fuerte!". El eco de Juan Pablo II retumbó ese 3 de abril de 1987 en el elipse del Parque O'Higgins. Los aplausos no fueron instantáneos, pero el mensaje caló.

Era el tercer día de la primera visita que un Pontífice realizaba a Chile y lo hacía justamente en uno de los momentos más complicados para el país. Ya se sumaban 14 años en los que Chile se mantenía bajo el régimen de Augusto Pinochet, aunque la dictadura estaría a pocos años de ver su fin.

A 30 años de ese episodio, un nuevo Papa visitará al país en sólo una semana. Se trata de un Pontífice muy distinto al de 1987, que llegará a un país muy distinto al que dejó Juan Pablo II.

Al igual que la visita de este año, el viaje apostólico de Karol Wojtyla se gestó gracias a una carta enviada en 1985 por los obispos chilenos, en el que lo invitaban al país. En esa ocasión, el Papa confirmó la visita ese mismo año, por lo que la Iglesia chilena y el Gobierno tuvieron casi dos años para preparar la organización, a diferencia de la gira actual, que fue anunciada con sólo siete meses de anticipación.

La llegada de Juan Pablo II fue fechada para el 1 de abril, con un recorrido que duraría seis días en ocho ciudades del país: Santiago, Valparaíso, Punta Arenas, Puerto Montt, Concepción, Temuco, La Serena y Antofagasta. Revisa en la siguiente nota cómo fue esa visita.

Un beso al suelo chileno


A eso de las 16:00 horas del 1 de abril de 1987, Wojtyla (en ese entonces de 67 años), descendió las escaleras del avión que lo trajo desde Uruguay, mientras cientos de fieles reunidos en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez le cantaban el himno de la visita, "Mensajero de la Paz". Tras bajar el último escalón, el máximo representante de la Iglesia católica besó el suelo chileno, tal como lo hacía siempre en sus visitas.

En la pista de aterrizaje lo recibió el general Augusto Pinochet, a quien saludó primero de mano, la esposa de éste, Lucía Hiriat, y otros miembros del Ejército, del Gobierno y del clero. Cruzó unas breves y cordiales palabras con Pinochet y todos se posicionaron para escuchar el himno nacional en vivo. Luego, el general lo invitó a saludar a las autoridades presentes mientras la canción nacional sonaba nuevamente de fondo.

Tras este primer encuentro, Juan Pablo II se dirigió hasta la Vicaría de la Solidaridad, donde estuvo con víctimas de la dictadura. Posteriormente llegó hasta la Catedral de Santiago para orar con el clero y después partió al Cerro San Cristóbal, donde bendijo a la ciudad y al país.

Reunión con Pinochet y pobladores denuncian represión


A las 8:10 horas comenzaron las actividades del Pontífice en su segundo día de visita el jueves 2 de abril. A esa hora estaba planificada una reunión en el Palacio de La Moneda con el general Pinochet que debía ser breve, pero que terminó extendiéndose por más de 40 minutos.

Según reveló en 2009 el cardenal Roberto Tucci, quien por años organizó los viajes papales, Juan Pablo II había solicitado explícitamente no salir al balcón junto al militar. "Wojtyla era muy crítico con el dictador chileno y no quería aparecer junto a él", señaló en la ocasión.

Sin embargo, en lo que fue una estrategia del entonces jefe de Estado, Pinochet acercó al Pontífice a una cortina negra que se abrió de golpe para presentarlos juntos en el balcón presidencial frente a miles de fieles. "Cuando se despidió de él, le fulminó con la mirada", aseguró Tucci.

Cerca de las 10:00 horas, Juan Pablo II llegó a la población La Bandera, en San Ramón, donde escuchó el testimonio de habitantes del sector que denunciaron frente al Papa la pobreza y la represión de la que eran víctimas por parte de la dictadura.

Frente a cerca de 600 mil asistentes, el obrero Mario Mejías, que había sido torturado por el régimen, y Luisa Riveros, activista social, hablaron en representación del sector popular del país. Tras abrazar a los voceros, Wojtyla tomó desayuno con los pobladores: té y pan amasado.

Rodelillo y Estadio Nacional


Ese mismo día, tras reunirse con sacerdotes y obispos de la Conferencia Episcopal en el Seminario Pontificio Mayor de Santiago en La Florida, el Papa se dirigió a Rodelillo (Región de Valparaíso), donde realizó una misa ante 420 mil fieles a las 16:40 horas. Allí, destacó la importancia de la familia y rechazó el "contagioso cáncer del divorcio". En la media hora siguiente, renovó los votos matrimoniales de los presentes. Sólo dos horas y media después de su llegada a Valparaíso, el Pontífice retornaba a Santiago en automóvil.

En la capital, a eso de las 20:00 horas, Juan Pablo II se dirigió a los 80 mil jóvenes que lo esperaron en el Estadio Nacional, recinto que aún tenía las heridas abiertas de las torturas y muertes ocurridas allí en 1973.

En la ceremonia que realizó sobre un enorme escenario en la cancha del estadio, el Papa hizo la señal de la cruz para "que desde aquí brote la paz y la reconciliación".

"No tengáis miedo, ¡de mirarlo a Él!", fue una de las frases icónicas del encuentro, además de la divertida respuesta de los jóvenes ante la solicitud del Pontífice de renunciar al "ídolo del sexo", interrogante a la que le siguió un rotundo "¡No!" del público.

*La segunda parte de esta nota será publicada en los próximos días.
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