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Médico sueco sería ejecutado la próxima semana en Irán: La historia detrás de su arresto y las fuerzas políticas en juego

Ahmad Reza Jalali lleva seis años siendo acusado por Teherán de ser un espía. Su caso coincide con el de un ex funcionario iraní que es juzgado en Estocolmo. Si bien desde Teherán niegan que haya un vinculo entre ambas detenciones, los analistas aseguran que su régimen detiene a extranjeros para obtener influencia.

14 de Mayo de 2022 | 06:12 | Por AP / Equipo Multimedia, Emol.
Para Irán, el médico Ahmad Reza Jalali es un espía de Israel. Para sus colegas, el hombre de 50 años es un connotado profesional especializado en la medicina de desastres. Para Vida Mehrannia es un esposo amado, quien enfrenta una dura condena: sería ejecutado dentro de siete días, el 21 de mayo.

Es una pesadilla”, dijo la mujer a la agencia de comunicaciones The Associated Press desde Estocolmo, donde vivo con su hijo de 10 años y su hija de 19, quienes no han visto a su papá en los seis años transcurridos desde su arresto. “Quieren sacrificar a mi marido”, añade.

Mehrannia cifra sus esperanzas desvanecidas en la ciudadanía sueca de Jalali y en los intentos de Estocolmo de presionar para que lo liberen. Sin embargo, el alcance de esos esfuerzos no está claro, aunque la ministra de Relaciones Exteriores de Suecia llamó a su homólogo iraní la semana pasada y, junto a la Unión Europea, expresó su oposición categórica a la pena de muerte y exigió la liberación del médico.

No obstante, serían los lazos de Jalali con Suecia los que lo llevaron a prisión.

Y es que en Irán, cuentan los analistas, algunos extranjeros son peones. Tanto en las rivalidades políticas internas de Teherán, como en las tensiones con las capitales de Occidente. Es más, desde el colapso del acuerdo nuclear con las potencias mundiales, los secuestros de occidentales se han vuelto mucho más visibles.

El miércoles de esta semana, Irán dijo que detuvo a dos europeos no identificados pocas horas después de que el enviado de la UE aterrizara en la capital, en un último esfuerzo por salvar el acuerdo atómico.

En los últimos años, el país de Medio Oriente ha encarcelado una docena de personas con doble nacionalidad. La mayoría de ellos detenidos por cargos de espionaje ampliamente discutidos. He aquí un vistazo a las fuerzas en juego en el caso de Jalali:

  • ¿Cómo comenzó todo?

    Una foto de Jalali en 2015 | AP

    Jalali nació en la ciudad de Tabriz, en el noroeste de Irán. Desarrolló una exitosa carrera en Italia y Suecia, publicando más de 40 artículos en revistas médicas y enseñando en todo el continente. Cuando una universidad iraní lo invitó a un taller en abril de 2016, no dudó en asistir.

    Desde ese viaje nunca volvió a ver a su familia.

    Los servicios de seguridad lo recogieron, lo acusaron de filtrar detalles sobre científicos nucleares iraníes que se cree que fueron asesinados por el Mossad y lo llevaron rápidamente a la notoria prisión Evin de Irán, donde fue sentenciado a muerte.

    De forma paralela, una histórica búsqueda en Suecia para responsabilizar a un ex funcionario iraní acusado de cometer atrocidades ha provocado indignación en Teherán.

    Los dos casos han coincidido incómodamente. Hamid Nouri está siendo juzgado en Estocolmo por crímenes de guerra y asesinatos cometidos durante la guerra entre Irán e Irak, un conflicto que terminó hace más de un cuarto de siglo y persigue a Teherán hasta el día de hoy.

  • ¿Qué está pasando entre Irán y Suecia?

    Nouri en su juicio en Suecia | Wikimedia Commons

    Por primera vez, varios iraníes que sobrevivieron a las ejecuciones masivas al final de la guerra contra Irak han subido al estrado en un tribunal sueco.

    Irán niega cualquier vínculo entre el juicio contencioso y la sentencia de muerte de Jalali, declarada inminente la semana pasada cuando los procedimientos judiciales suecos ocuparon los titulares internacionales. El portavoz judicial de Irán declaró el martes que el veredicto de Jalali era definitivo. Su familia cree que los casos están relacionados.

    Las acusaciones en Suecia se remontan a 1988, después de que el entonces líder supremo de Irán, el ayatolá Ruhollah Khomeini, aceptara un alto al fuego negociado por la ONU. Miembros del grupo de oposición iraní Mujahedeen-e-Khalq, fuertemente armados por Saddam Hussein, cruzaron la frontera iraní desde Irak en un ataque sorpresa. Irán disminuyó su ataque.

    Los juicios falsos de los presos políticos comenzaron en esa época, y se pidió a los acusados ??que se identificaran. Los que respondieron "mujaidines" fueron enviados a la muerte, según un informe de Amnistía Internacional de 1990. Los grupos de derechos internacionales estiman que hasta 5.000 personas fueron ejecutadas.

    Irán ha tratado de enterrar este oscuro capítulo de la historia. Pero ahora los recuerdos sensibles están siendo arrastrados a la luz. Ex prisioneros le dijeron a la corte sueca que Nouri, un ex funcionario judicial iraní, dictó sentencias de muerte, guió a los convictos a las cámaras donde fueron ejecutados y ayudó a los fiscales a recopilar los nombres de los simpatizantes de los muyahidines. Nouri niega su participación.

    El veredicto se espera para julio y, si es declarado culpable, Nouri, de 61 años, podría enfrentar cadena perpetua. El caso resuena en Teherán, donde el exjefe judicial de línea dura, Ebrahim Raisi, formó parte de las comisiones que emitieron órdenes de ejecución.

    Irán está indignado y condena el proceso como "un juicio espectáculo injusto e ilegal". Desde entonces, según la cancillería de Suecia, las autoridades iraníes han detenido a otro ciudadano sueco, un turista que viajaba por el país.s

  • ¿Por qué Irán detiene a extranjeros?

    Hace cuatro décadas, jóvenes revolucionarios iraníes irrumpieron en la embajada de Estados Unidos y tomaron como rehenes a 52 estadounidenses durante 444 días. Fueron liberados en 1981, pero -según los analistas- la política iraní de toma de rehenes nunca terminó.

    “Son flujos y reflujos, pero esta ha sido una página notoria en el libro de jugadas de la República Islámica desde 1979”, dijo Ray Takeyh, un experto en Irán del Consejo de Relaciones Exteriores. “Irán generalmente detiene a ciudadanos extranjeros como un medio para obtener influencia u otra cosa de ese otro país”, explicó.

    La táctica ha estallado a la vista del público a medida que los intercambios de prisioneros cobran fuerza. Cuando el acuerdo nuclear de Teherán con las potencias mundiales entró en vigor en 2016, cuatro cautivos estadounidenses volaron a casa desde Irán. Ese mismo día, la administración Obama envió por aire a Irán $400 millones en efectivo.

    Más recientemente, esta primavera, dos ciudadanos británicos que habían estado encarcelados en Irán durante más de cinco años fueron devueltos a casa después de que el Reino Unido saldara una deuda de décadas con Irán.

    Hoy al menos hay cuatro estadounidenses, dos alemanes, dos austriacos y dos ciudadanos franceses que se sabe que están detenidos en Irán.

    Un panel de las Naciones Unidas describe su encarcelamiento como parte de "un patrón emergente que involucra la privación arbitraria de la libertad de personas con doble nacionalidad".

  • ¿Cuál es el historial de ejecución de prisioneros?

    Pexels

    Irán es uno de los principales verdugos del mundo. En marzo, el relator especial de la ONU para Irán le dijo al Consejo de Derechos Humanos que el número de ejecuciones en Irán aumentó a 280 el año pasado, incluidos al menos tres menores.

    Sin embargo, la ejecución de extranjeros sigue siendo extremadamente rara. No se sabe públicamente que Irán haya ejecutado a un extranjero en las últimas dos décadas.

    A personas con doble nacionalidad que se han enfrentado a la pena de muerte en los últimos años, como el iraní-canadiense Hamid Ghasemi o el iraní-estadounidense Amir Hekmati, se les ha conmutado la pena.

    El año pasado, expertos en derechos humanos de la ONU advirtieron que Jalali enfrentaba duras condiciones y estaba "al borde de la muerte", ya que su salud se deterioraba rápidamente en régimen de aislamiento. Su condena, dice la ONU, se deriva de una confesión extraída bajo tortura después de un juicio injusto.

    Privado del sueño bajo luces brillantes, espera el día en que se lo llevarán para que lo maten.

    Es un terror que su familia dice compartir, incluso a más de 4.800 kilómetros de distancia. "Es una tortura... Se ha apoderado por completo de nuestras vidas", dice Mehrannia. “Por la política de otros países, estamos sufriendo”.

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