Si bien los
incendios forestales en Australia se vienen registrando desde septiembre pasado, en el último mes se han intensificado, producto del intenso calor y la fuerte sequía que afecta la zona, lo que hasta el momento deja un saldo de
24 personas muertas,
500 millones de animales que han perdido la vida producto de las llamas y cerca de
seis millones de hectáreas quemadas.
Además, miles de australianos han tenido que huir por su propia seguridad, abandonando sus hogares y pertenencias. No obstante, otros han preferido proteger lo suyo, arriesgando su vida. Se estima que unos 2.000 hogares han sido completamente destruidos por el fuego.
"Sobrevivimos a la víspera de Año Nuevo en Mallacoota sentados en un pequeño bote"
Elizabeth Walton es una de las afectadas por el incendio. Ella reside en el estado de Nueva Gales del Sur, unas de las zonas más dañadas, donde se han quemado más de 3,6 millones de hectáreas y han muerto 18 personas. En medio de toda la angustia, cuenta su vivencia a The New York Times.
"Nos despertamos por la mañana con el cielo negro y en medio de una nube pirocúmulo (nube producida por el fuego o la actividad volcánica) que al verla era tan aterrador como escuchar el lanzamiento de una bomba sobre la cabeza", explica. Walton relata que debieron empacar rápidamente para huir al centro de evacuación de Narooma, ciudad ubicada más al norte. "El campamento se llenó rápidamente con 4.000 personas. Tenían perros, pollos e incluso cabras. Había gatos en los autos y los caballos se paseaban por la playa", afirma.
Mientras, en Mallacoota, Mary Frost detalla cómo vivió las fiestas de fin de año. "Sobrevivimos a la víspera de Año Nuevo en Mallacoota sentados en un pequeño bote. Éramos cuatro personas y el hermoso cachorro dálmata de mi hermana, y temíamos por nuestras vidas". Así, mientras esperaban algún tipo de ayuda "nuestros corazones se aceleraron a medida que los niveles de oxígeno bajaban, había un temor palpable de que nos íbamos a asfixiar".
Anne Fogarty, de Melbourne, cuenta por su parte cómo fue escapar de la ciudad: "Era como una película de ciencia ficción: los automóviles hacían cola para obtener combustible, las estanterías de las tiendas se vaciaban, había cortes de electricidad y no había telecomunicaciones".
"Era como una película de ciencia ficción. Los automóviles hacían cola para obtener combustible, las estanterías de las tiendas se vaciaban, había cortes de electricidad y no había telecomunicaciones"
Anne Fogarty
"Después de una noche de insomnio en el suelo del centro de evacuación, condujimos durante 12 horas hasta Canberra", agrega Fogarty, quien revela que "tuve que comprar un inhalador por primera vez en 30 años".
"Cuando el fuego se acercó nosotros defendimos la casa de mi madre"
Sin embargo, no todos eligieron escapar del fuego, ya que unos se enfrentaron a las llamas para proteger sus pertenencias. Varios de ellos salvaron sus hogares y los de la comunidad cercana, incluso, se les ha catalogado de héroes junto a los bomberos.
Uno de esos casos es el de la familia Novak, de Orangeville, Nueva Gales del Sur. "Mi esposo, mi hijo de 16 años y nuestros amigos ayudaron a combatir los incendios en nuestra propiedad con la ayuda del servicio de bomberos. Fue muy intenso, caótico y aterrador todo a la vez", detalla Donna Novak. Con este esfuerzo la casa se salvó, no así el resto de la propiedad.
"Fue muy intenso, caótico y aterrador todo a la vez"
Donna Novak
Situación similar fue la vivida por Stephen Muse, de Canberra, capital de Australia. Muse cuenta la dramática historia para defender la casa de su madre. "Cuando el fuego se acercó nosotros defendimos la casa de mi madre y protegimos las propiedades de los vecinos lo mejor que pudimos, hasta alcanzar a escapar en el último minuto a la playa".
Al momento de volver esperaban que todo estuviese destruido, sin embargo, sus esfuerzos salvaron la casa de su madre y otras cuatro más. Pero en los alrededores "el fuego llegó y limpió todo a su paso. Era como si un cohete hubiese pasado".
"Estoy desesperado por lo que dejamos para las generaciones futuras".
La situación ha generado diversas emociones, donde varios coinciden en criticar al Primer Ministro australiano, Scott Morrison, debido a su pobre actuar ante la emergencia y sus desafortunadas declaraciones en el pasado.
Nada Richards, de Melbourne, comenta que "estoy devastada por mi país, la tragedia de la pérdida de vidas, casas, ingresos, por el dolor y el sufrimiento de millones de animales salvajes y ganado y la destrucción ecológica".
Richards también cuestionó a Scott Morrison por su gestión medioambiental. "Nuestro Primer Ministro aún persiste en vender carbón a la India abriendo nuevas minas, que requieren cantidades masivas de agua, cuando los agricultores están disparando al ganado en las zonas cercanas afectadas por la sequía. Estoy desesperada por lo que dejamos para las generaciones futuras".
Ananya Vatsayan, una joven de 16 años de Sydney, teme por el futuro del planeta, asegurando que "a partir de ahora, el mundo con el que he crecido se siente como una bomba de tiempo".
"El mundo con el que he crecido se siente como una bomba de tiempo"
Ananya Vatsayan
A esta misma opinión se suma Fiona Crispin de Canberra, quien comenta su postura ante la tragedia. "Miro afuera y es como el fin del mundo. El Armagedón está aquí. No puedo recordar la última vez que llovió. Todo está muerto y seco", lamenta.
Estos son algunos de los relatos de quienes han vivido la grave situación que se registra en Australia, muchos debiendo dejar sus vidas atrás, otros arriesgando su integridad para salvar lo que tienen y otros que miran desesperanzados el futuro del planeta.
