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Caso "cuadernos de las coimas": Las tres propiedades de los Kirchner que están bajo sospecha en Argentina

Tras las declaraciones de los llamados "arrepentidos" y ante la supuesta instalación de bóvedas, las viviendas de la poderosa familia están en el centro de las investigaciones. El Congreso aprobó por unanimidad su allanamiento.

23 de Agosto de 2018 | 09:16 | La Nación, GDA
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La Nación de Argentina, GDA
EL CALAFATE.- Durante doce años y medio, la familia Kirchner viajó cada fin de semana a la provincia argentina de Santa Cruz en la flota de aviones oficiales de la Presidencia. Su intimidad la repartieron en tres domicilios distintos: Recoleta (Buenos Aires), Río Gallegos y El Calafate. Los tres están rodeados de sospechas.

Las revelaciones de las últimas horas de los "arrepentidos" - figura bajo la cual políticos y empresarios involucrados entregaron información a cambio de mantenerse en libertad provisoria - en el caso de los "cuadernos de las coimas" amenazan con convertir en comprobable lo que siempre fueron leyendas urbanas, plagadas de bolsos y cajas fuertes.

Ello, mientras el Congreso argentino aprobaba por unanimidad la autorización solicitada por el juez federal a cargo del caso, Claudio Bonadio, para allanar los domicilios de la ex Presidenta y actual senadora, Cristina Fernández.

"Las valijas (con dinero) tenían por destino la casa de Néstor y Cristina Kirchner en Río Gallegos, ubicada en la calle 25 de Mayo, donde se encontraban las bóvedas que habían comprado en el Banco Hipotecario", declaró Claudio Uberti, ex funcionario del Ministerio de Planificación durante la era K y quien confesó haber sido durante años recaudador de coimas para los Kirchner.

El ex titular del Órgano de Control de Concesiones Viales se refería al primer domicilio que los Kirchner habitaron en Santa Cruz, poco tiempo después de que Néstor asumió la presidencia en 2003, y luego de que compró por US$170.000 la casona de 550 m2. Pero solo la habitarían cuatro años: las permanentes protestas frente a la casa vacía disgustaron a Kirchner, quien la vendió en 2008 a Lázaro Báez, empresario amigo de los K y acusado por lavado de activos.

Según documentos a los que accedió el diario trasandino La Nación, la firma Epelco SA, vinculada a Báez, pagó 3.170.000 pesos argentinos (905 mil dólares de la época aproximadamente) al matrimonio presidencial por la vivienda y en la transacción Máximo Kirchner actuó en representación de su padre. Fue la primera vivienda en la que se instalaron cajas fuertes del Banco Hipotecario.

"Las cajas fuertes las trajo desde el principio, lo vio todo el mundo cuando las estaban bajando acá, eran cajas del Banco Hipotecario", relató a la prensa Roberto Gotti, ex dueño de la casona, el día en que el fiscal Guillermo Marijuan allanaba la propiedad como parte de los bienes de Báez en 2016, en el marco de la investigación en su contra.

Desde 2008 hasta hoy, la casa permaneció cerrada. Sin embargo, en 2013, cuando Báez quedó en el centro de las denuncias, dos personas fueron vistas sacando bolsas de la antigua casa de Néstor Kirchner y cargándolas en una camioneta blanca modelo Sprinter en medio de la noche. El hecho fue denunciado ante la fiscalía federal de Río Gallegos y se solicitaron allanamientos. Se harían, pero tres años después.

Cuando los Kirchner vendieron la casa referida por Uberti, en 2008, sus visitas a Río Gallegos se limitaron. La mudanza de sus pertenencias se destinó al chalet de la localidad de El Calafate. Incluso, hay quienes atestiguan que la mudanza incluyó la bóveda. Kirchner terminó su mandato y Cristina Fernández, ya Presidenta, enfocó su estadía en El Calafate.

Sobre esa casa también hubo versiones de bóvedas. El arquitecto Ernesto Cañas, el primer constructor del chalet, confirmó que los Kirchner le pidieron "un lugar seguro para guardar documentos". Y aclaró que la bóveda "es un recinto seguro, en el que la familia presidencial guarda el dinero y documentos de valor". Cañas terminó la relación con la familia antes de terminar la casa y luego dejó El Calafate. Años después, revelaría la existencia de la bóveda. En la misma línea, el ex vicegobernador Eduardo Arnold contaría que se la mostró la propia Cristina Fernández.

Mientras los Kirchner estaban en Río Gallegos y en El Calafate, la flota presidencial siempre estuvo a disposición. Uno de los casos más resonantes fue el año nuevo de 2008. A mitad de diciembre, tras asumir Cristina Fernández, la familia se instaló dos semanas en la ciudad.

En 2010, la rutina de la familia cambió drásticamente. Kirchner murió en El Calafate, en el chalet que ahora el juez Claudio Bonadio espera allanar. Cristina se refugió en una nueva casa en Río Gallegos, que había adquirido unos días antes de la muerte de su esposo. Pasarían varios meses hasta que volviera a El Calafate.

La casa de Mascarello es observada por la Justicia: si bien en las declaraciones juradas de Los Sauces se declaró una compra en agosto de 2010 por 964.320 pesos argentinos (247 mil dólares aproximadamente en ese año), ante el Registro de la Propiedad Inmueble esta operación figura efectuada dos años después, en 2012. La casa fue adquirida por Negocios Patagónicos SA (propiedad de Osvaldo Sanfelice, socio de Máximo Kirchner) el 21 de octubre de 2011 por 200.000 pesos argentinos (alrededor de 47.200 dólares de ese año). Un año después, Los Sauces SA compró el inmueble por US$250.000 .

La otra casa, más conocida, es la que Cristina tiene en Recoleta, en la esquina de Juncal y Uruguay, la primera que sería allanada.
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