Noelle Barahona en la prueba que logró su marca histórica
Reuters
PYEONGCHANG.- Hace cuatro años, en Sochi, la esquiadora chilena Noelle Barahona llevaba como amuleto una cadena en forma de copo de nieve. En estos Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang, la nacional utilizó otro obsequio de su madre en busca de buena suerte.
"Mi mamá me lo cambió por otro, una coronita de princesa", reveló la nacional a la agencia AP
Y funcionó de maravilla. En una jornada en que ocho de 39 esquiadoras cayeron durante la prueba del descenso libre, Barahona registró un tiempo de 1:44,24 y se ubicó en el 25to puesto, el mejor de su vida dentro de cualquier prueba de esquí alpino de las tres citas olímpicas que ya había participado, (Turín-2006, Vancouver-2010 y Sochi-2014).
Su mejor marca anterior había sido el puesto 28 en Vancouver en la prueba de combinada alpina.
"Esto es muy importante para mí, porque no se trata del deporte, sino de tus compañeros, tu familia, tus amigos, los que están en Chile", contó la esquiadora de 27 años.
"Hoy, cuando terminé, vi que estaba lleno el graderío, y eso nunca antes lo había visto. Fue una energía mágica y especial", agregó.
Desde una de las butacas se levantaba una gran bandera chilena. Barahona sabía que ahí estaban sentados sus parientes, incluida la madre Yasmín y el padre Juan Pablo, ambos deportistas y héroes de la esquiadora.
"Mi papá fue campeón del mundo en vela. Yo realmente ni cerca de eso, y para mí ese hombre es un increíble deportista", dijo con lágrimas en los ojos.
"Mi mamá fue campeona sudamericana de windsurf. La bandera estaba puesta muy alta. La razón por la que estoy acá es porque nací en la cuna de ellos y no me quedó otra que ponerme las pilas y decir 'quiero ser como ellos'", añadió la deportista.
Además, la atleta lleva la nieve en su cuerpo. Tiene tatuado en su cuello un copo de nieve, mismo símbolo del amuleto que utilizó en Sochi 2014.
