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El crudo relato del mountainbiker chileno que recorrió 500K por el desierto de Atacama con prótesis en sus dos piernas

Adolfo Almarza, quien se convirtió en el primer deportista del planeta en competir con esta condición, logró el tercer lugar en la categoría duplas.

11 de Noviembre de 2017 | 14:15 | Por Javier Ugarte Marisio, emol
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El chileno Adolfo Almarza, junto a su compañero de ruta Nelson Sepúlveda, en plena competencia en el "Dakar" de las bicicletas de montaña.

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SANTIAGO.- "En un momento pensé en abandonar la carrera. Los dolores eran muy intensos y mis prótesis me provocaban muchas molestias. No podía más, el cansancio era tremendo. Pero una tarde, no sé de dónde, saque fuerza mental y pude cruzar la meta".

El testimonio es del mountainbiker chileno Adolfo Almarza quien pese a no tener sus dos piernas, producto de un accidente automovilístico en 2000, pudo cumplir su gran objetivo: recorrer 500 kilómetros durante seis días por el desierto más árido del mundo en el Épica Atacama, algo así como el "Dakar" de las bicicletas de montaña.

Junto a su compañero Nelson Sepúlveda finalizó en el tercer lugar de la categoría duplas y de paso se convirtió en el primer deportista del planeta en competir con dos prótesis en dicho lugar de nuestro país.

"Fue algo tremendamente durísimo, en varios momentos pensé en no continuar"

ADOLFO ALMARZA

Y aunque ya han pasado algunos días de la dura carrera, Almarza, de 29 años, reconoce a Emol que aún sigue pensando en este importante logro: "Es uno de los momentos más hermosos que me ha pasado en la vida. Estar ahí y recorrer en bicicleta el desierto fue algo espectacular, una experiencia única e inolvidable. Un sueño cumplido y que obviamente voy a seguir realizando".

Sin embargo, asegura que "fue algo tremendamente durísimo. Imagínate que el primer día de competencia quería retirarme. Además que nos perdimos y dejamos escapar muchos minutos de competencia. La verdad que en varios momentos pensé en no continuar".

"No podía más de los dolores"


Para peor, señala que "las condiciones climáticas eran muy desfavorables y el arenal, a ratos, era insoportable. Por eso, cuando terminábamos las etapas el cansancio y la deshidratación era bastante. No podía ni moverme".

Según cuenta, entre cinco y ocho horas duraban las jornadas arriba de la bicicleta, y las detenciones eran muy pocas. "En no más de cuatro minutos comíamos y tomábamos algo, y luego seguíamos pedaleando hasta llegar al campamento. Ese era el mejor momento del día, pues me acostaba en mi carpa exhausto, no podía más de los dolores...".

Y añade: "Me preguntaba qué estaba haciendo, sí era correcto continuar en la prueba. También rezaba para que se me pasaran rápido los dolores que me provocaban las prótesis en las piernas".


Pero hay más: "En plena carrera me detuve y le dije a Nelson que llegaba hasta aquí. Las 'patas' ya no me daban, no podía seguir. Pero él fue muy claro y me dijo: 'No perro, no puedes retirarte. Un deportista que se compromete con algo debe cumplir su palabra".

Continúa: "Nelson me insistía que no le podía fallar, que yo sabía que sin piernas iba a ser muy dura la carrera y si estábamos en Atacama era por algo. Esas palabras, la verdad, me prendieron y no sé de dónde saque fuerza mental y física para poder cruzar la meta".

Así, para Almarza, quien también se dedica a realizar conferencias motivacionales donde cuenta su experiencia de vida, el pasado 4 de noviembre será un día que jamás olvidará. "A los pocos minutos de haber recorrido los 500 kilómetros de carrera me puse a llorar junto a mi hija y mi madre. La verdad que no podía creer lo que había hecho, ya que en varias oportunidades pensé que sería imposible cumplir mi objetivo, pero lo logré y la felicidad todavía no termina…" .
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